Este procedimiento consiste en la evaporación del material por parte del láser, pero con una fusión lo más reducida posible. El vapor del material genera una presión elevada en la ranura de corte que acaba lanzando la colada hacia arriba y hacia abajo.
El gas de procesos (nitrógeno, argón o helio) sólo aísla las superficies de corte con respecto al entorno. De este modo, consigue que los cantos de corte queden libres de óxido. Por este motivo, una presión de gas de 1 a 3 bar es suficiente.
Evaporar el metal requiere más energía que sólo fundirlo. En consecuencia, el corte láser por sublimación necesita unas potencias de láser elevadas y es más lento que los demás procedimientos de corte. De todos modos, este también es el motivo por el cual genera unos cantos de corte de gran calidad.